EXPERIENCIAS PASADAS - DESAFÍOS FUTUROS
Los Grupos de Trabajo de Geografía Rural y Desarrollo Local de la Asociación Española de Geografía (AGE) y el Departamento de Geografía de la Universidad de Málaga tienen el placer de invitarle al XXIII Coloquio Nacional de Geografía Rural, COLORURAL 2026 (VI Coloquio Internacional de Geografía Rural) y XIII Coloquio de Desarrollo Local (II Encuentro Internacional de Desarrollo Local), que se celebrarán en Málaga del 7 al 9 de octubre de 2026 bajo el lema: El mundo rural en el primer cuarto del siglo XXI: experiencias pasadas – desafíos futuros.
Este evento tiene como fin, desde la ciencia geográfica, presentar investigaciones, generar debates y reflexionar sobre los desafíos territoriales, ambientales, económicos, sociales y políticos que el mundo rural enfrenta desde el inicio del primer cuarto del siglo XXI y sus posibles proyecciones en los años venideros.
No cabe duda de que, por su visión holística, la Geografía debe liderar el análisis de los retos y la búsqueda de propuestas y alternativas que respondan a los desafíos del mundo rural. Este encuentro, abierto e integrador, desea ser un espacio que vaya más allá de lo eminentemente científico y sea un lugar para compartir conocimientos y experiencias desde la amistad.
Ya ha pasado un cuarto de siglo desde el X Coloquio de Geografía Rural (Lleida, 2000), que bajo el lema “El mundo rural en la era de la globalización: incertidumbres y potencialidades” abordó los desafíos del mundo rural ante el siglo XXI. En el mismo sentido, las IV Jornadas del Grupo de Desarrollo Local (Lalín, 2004) se interesaron por el desarrollo local en su complejidad, a través del diálogo entre actores locales y pusieron en valor el protagonismo del territorio. Ahora es un momento oportuno para hacer un balance conjunto de la trayectoria seguida por los espacios rurales durante estos 25 años. En Europa, sobresalen los retos y las oportunidades que el mundo rural afronta bajo las pautas de la Política Agraria Común (PAC) y las directrices de un mundo globalizado.
El territorio rural del siglo XXI comenzó afianzando los procesos de reestructuración acaecidos en las últimas décadas del siglo anterior, promovidos desde la Unión Europea (UE) por medio de la herramienta PAC. En lo que se lleva de centuria, ya son tres las reformas de la PAC, lo que es síntoma de la importancia de lo rural en la dinámica social, económica y política de la UE.
Si se echa la vista atrás, deben señalarse en primer lugar las políticas de desarrollo rural y la variedad de instrumentos de dinamización que iniciaron la reconversión productiva, diversificando el espectro de actividades y potenciando aquellas más adaptadas a los consumidores urbanos. A continuación, el intenso proceso de urbanización vivido por estos espacios —fruto del boom inmobiliario de finales del siglo XX— se sumó al proceso de urbanización rural iniciado décadas antes, difuminando aún más la frontera rural-urbana. Más recientemente, la producción de energía eólica y solar está generando cambios acelerados de usos del suelo y repercusiones sobre las poblaciones locales. En tercer lugar, la gran recesión de 2008 puso de manifiesto que ningún territorio quedaba al margen de los vaivenes del capitalismo, sin olvidar las migraciones laborales que tomaron el relevo del éxodo rural. En cuarto lugar, la larga poscrisis evidenció la insuficiencia del modelo de desarrollo y la dependencia de las áreas rurales de las políticas públicas y de los recursos humanos, económicos y sociales que éstas despliegan, intensificando la vulnerabilidad y ampliando las brechas territoriales. Es entonces cuando comienza a hablarse de la España vaciada. Finalmente, la pandemia aceleró la llegada de nuevos pobladores a los espacios rurales, aunque quizás haya sido solo un espejismo.
Las actividades primarias, preparadas para las cadenas globales de producción y modernizadas gracias a la PAC, han visto, por un lado, disminuir el peso de las explotaciones familiares —núcleo tradicional de la actividad agraria— y, por otro, desvincularse progresivamente de los territorios donde se asentaban. Esto ha dado lugar a actividades primarias a dos velocidades, marcadas por desafíos tan considerables como el cambio climático, las modificaciones del comercio mundial y las transformaciones sociopolíticas.
El medio rural, ante el calentamiento global, se enfrenta a un escenario de incertidumbres. A la degradación de los recursos ambientales se suma la irregularidad climática, lo que provoca procesos de degradación acelerada. La comunidad científica ha alertado desde hace décadas sobre la erosión del suelo; por ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha considerado su conservación como una prioridad global. El suelo cumple funciones esenciales: soporte para la vida vegetal, regulador del ciclo del agua, hábitat biológico y sumidero de carbono. Fomentar sistemas agrarios sostenibles es, por tanto, una necesidad urgente. La PAC de 2003 introdujo el Sistema de Condicionalidad con medidas ambientales, de sanidad y bienestar animal. Con la última reforma (2023–2027), se ha implementado la “condicionalidad reforzada”, profundizando así en el camino hacia la sostenibilidad. Tras un cuarto de siglo, es tiempo de evaluar logros y proponer mejoras.
En este contexto, resulta esencial la implicación de todos los sectores, las instituciones y las personas. Las administraciones públicas deben impulsar políticas coordinadas, equitativas y sensibles a las desigualdades territoriales y sociales. Los actores sociales han de comprometerse activamente con la justicia territorial y la equidad. Asimismo, el tejido empresarial y el emprendimiento —tanto individual como colectivo— están llamados a desempeñar un papel clave en la revitalización del medio rural, mediante la propuesta de modelos económicos sostenibles e inclusivos.
El XXIII Coloquio Nacional de Geografía Rural (COLORURAL 2026), el VI Coloquio Internacional de Geografía Rural y el XIII Coloquio de Desarrollo Local (II Encuentro Internacional de Desarrollo Local) pretenden recoger las aportaciones de la Geografía al análisis de los cambios que afectan a los espacios rurales en este tiempo convulso y acelerado. Las ponencias y comunicaciones tienen la intención de demostrar los avances, retos y oportunidades en estos territorios frágiles. Para ello, se hace necesario desvelar las claves para una mejor gestión, conservación y futuro compartido. Se invita a investigadores, profesionales y agentes del medio rural a compartir miradas, experiencias y propuestas para contribuir, desde el conocimiento geográfico, al diseño de futuros rurales más justos, sostenibles y habitables.